Nuestra receta tradicional tiene el tono rojo característico de la salsa vizcaína de toda la vida y se consigue con ingredientes de primera calidad: pimiento choricero, cayena y, por supuesto, aceite de oliva virgen extra. El resultado es una salsa fina, suave, de sabor intenso que combina a la perfección con nuestras carnes.
Para empezar, limpiamos los callos con esmero, eliminando cualquier rastro de impurezas que puedan tener. Asimismo, les quitamos el máximo de grasa posible para garantizar que su sabor se conserve en perfectas condiciones. El secreto de la buena elaboración radica, por tanto, en la limpieza perfecta y en una cocción posterior a fuego lento.
Los cocemos en su punto, logrando una textura agradable, ni demasiado dura ni tampoco correosa. Gracias a todos los años que llevamos cocinando logramos ese punto de cocción perfecto, consistente, de los callos de toda la vida.
Los callos, a diferencia de lo que se suele pensar, tienen muy pocas calorías y su contenido en grasas, especialmente saturadas, es inferior al 3%. Sus componentes mayoritarios son agua y proteína. Además, es una importante fuente de minerales como el hierro, magnesio, cinc, fósforo, potasio y, especialmente, selenio, siendo una ración de 150 gramos suficiente para cubrir las necesidades diarias recomendadas de este mineral.
Envasamos nuestros callos a la vizcaína sin añadir ningún conservante, manteniendo intactas sus propiedades organolépticas para que su sabor y su olor no se vean alterados con el tiempo.
VALORES MEDIOS | por 100 gr. |
---|---|
Valor energético |
460 kJ/110 kcal |
Grasas de las cuales |
3,9 g |
saturadas |
0,85 g |
monoinsaturadas |
2,7 g |
polinsaturadas |
0,3 g |
Hidratos de carbono |
2,8 g |
azúcares |
1,1 g |
Proteínas |
16,2 g |
Sal |
0,8 g |